domingo, 13 de septiembre de 2009

BANQUETES AQUELLOS: ¡A SOBARSE EL ESTÓMAGO!

'Banquetes los que se daban en la antigua Grecia', que razón tiene esta frase. Esas reuniones que se propiciaban entre grandes señores y sus amistades sí merecen estar registrados en los libros de los grandes acontecimientos, ya que no era cuestión de satisfacer el hambre, sino de llenarse hasta decir basta, y por si esto fuera poco, no duraba una noche, sino días de abundancia en la mesa.

Los anfitriones de entonces tenían fama de derrochadores, el dinero dedicado a los banquetes equivalía el presupuesto que se usaba para comer por todo un mes. Actualmente los banquetes se ofrecen en bodas, quinceañeros, aniversarios t eventos religiosos, pero esto no se acerca en lo más mínimo a las costumbres de entonces, creadas por los espartanos.

Entre batallas

Los agasajos en Grecia se daban sobretodo cuando los soldados regresaban de la guerra, triunfo o derrota, la mesa estaba siempre bien servida para acompañar la charla o los planes que tejían. Comían y bebían, comían y bebían de manera inmoderada, hasta llegaron a crear un templo a la diosa de los grandes apetitos en Silicia, siendo Herodoto y sus hombres los grandes inventores de este ritual.

La entrada de en estos banquetes eran unas bolitas fritas hechas de harina, luego las frutas y finalmente las carnes; se comía 3 veces al día; el desayuno consistía en pan remojado en vino y la comida más abundante se daba en la cena, bebían en copas de oro, y descansaban en camas de plata. Crónicas relatan también que el rey Darío ofrecía carne de zebra, avestruz, gacela, y antílope.

¡Qué tiempos aquellos!

Cada una de las culturas, griega y romana, se caracterizaban por sus grandes banquetes; la primera preparaba sus platos de manera sencilla, solo sancochaban o freían los alimentos mientras que la segunda tenía exceso de condimentos. Una modesta opinión sería el haber juntado la mesa de ambos para tener un equilibrio en los sabores, eso si justificaría la exagerada ingesta.

Todas esas eran formas de demostrar el poder, la filosofía era pasarla bien solo comiendo, riendo y durmiendo; aunque por tener placer se incite a cometer el pecado de la gula.